Hoy es un día de esos en los que no tengo ganas de hacer nada, en los que me cuesta incluso fingir una sonrisa, y en los que el agua que sale de dentro de mi cuerpo se va asomando por el lacrimal. En estos momentos suelo erguirme de donde yace mi cuerpo espiritualmente moribundo, me dirijo a la ventana, y desde alli contemplo el horizonte pensando que supongo que ya vendrán días mejores.
A veces llegan, a veces no, pero lo que está claro, es que es difícil que vengan días mejores si lo más importante y necesario para ti no está a tu lado. La hecho de menos, y aunque apenas hace un día que no siento su presencia, lo que si siento es la inmensa necesidad de sentirla entre mis brazos, y de decirle esas dos palabras que mejor expresan a mi parecer lo que siento, aunque al hablar en gallego se convierten en una sola.
Aaaay, maldita distancia, eres la culpable de que hoy y muchos otros días lo vea todo tan gris, la culpable de que tenga que estar en este estado de tristeza y melancolía... Pero te haré saber, que puede que en estos días tus jugadas salgan vencedoras, pero confío en que algún día podré hacerte un mas que deseado jaque mate.
Enredado entre las ramas del destino, avanzo confiando en mi futura victoria, en los que se acabarán estos días, habrá un mañana, un nuevo amanecer en el que me despertaré abrazado a la persona más importante para mi, y entonces ya todo dará igual, habré vencido en esta dura batalla y seré eternamente feliz...
No hay comentarios:
Publicar un comentario